martes, 6 de febrero de 2018

Fragmentos de La Vida Imaginaria

Este libro me encantó. Llegó a mí en un momento de mi vida donde sentía algo así.

Aquí van los apartes que más me gustaron.

"La vida es una mierda. Que yo no digo siempre, digo ahora. Que yo no digo que la vida sea una mierda desde que nací, yo digo estos días, estas semanas, estos meses. Éstos en los que abro la ventana por las mañanas y me da igual".

"Yo nunca pienso si_no_es_ahora_cuándo/si_no_eres_tú_quién, como me dijiste tú aquel día. Nunca lo pienso. A mí lo que me gusta imaginar es que un día nos encontramos en una ciudad cualquiera".

"Nos damos un beso y un abrazo. El abrazo es largo. Estamos un ratito así, abrazándonos con los cuerpos muy juntos, tú tan delgado y yo tan pequeña, tú abarcándome con los brazos por la espalda y escondiendo la cara en mi cuello. Yo te huelo. Hueles como siempre. Hueles como siempre. Hueles como siempre. Basta".

"Quiero ser como toda esa gente que está superfeliz un Sábado por la noche porque no tienen un Alberto en sus vidas. Mejor dicho, porque no tienen una 'ausencia de Alberto' en sus vidas".

"Creo que me voy a dormir. Mañana es Domingo y, como todos los Domingos desde que te fuiste, tampoco tengo nada qué hacer".

"Otra ves ha pasado un mes, y ya no estoy ni tan triste ni tan hecha polvo como la última vez que te escribí. No he vuelto a espiarte, ni a escuchar las canciones de tu disco, ni a leer los mails que nos intercambiábamos cuando estábamos juntos. Tampoco he vuelvo a mirar las fotos [...] No hablo de ti con nadie. Todos se creen que me estoy curando y casi es verdad".

"Me había jurado a mí misma no volver a ver tus fotos ni tus mails pero, como me da igual traicionarme, hoy he hecho algo mucho peor. He buscado el video aquél que grabamos en la playa y me lo he puesto".

"-¿Está saliendo bien el video? -¡Un poco movido pero da igual! -Sí, mejor movido, como la vida".

"-Pero para eso tienes que cambiar el mundo... -¡Pues lo cambiamos!"

"Siete días nuevos por delante y un objetivo: no pensar. [...] así que he puesto en marcha una estrategia. Mi plan es que me guste alguien".


viernes, 23 de diciembre de 2011

Fragmentos Opio en las nubes de Rafael Chaparro

Voy a intentar hacer un horario de esos días llenos de sol, esos días un poco rotos, raros, llenos de humo, un poco llenos de café negro.

Voy a hablar en presente porque para nosotros los gatos no existe el pasado. O bueno, sí existe, lo que pasa es que lo ignoramos. En cuanto al futuro nos parece que es pura y física mierda. Sólo existe el presente y punto.

La mañana está perfecta para suicidarse.

Me gusta ese mareo a esta hora cuando no es normal que uno esté un poco ebrio, un poco triste, un poco como vuelto mierda.

La veo y pienso que en verdad haga lo que se le dé la puta gana conmigo.

La tarde está un poco triste. Un poco rota. Un poco difusa.

… y le promete que se emborracharán con vodka en una tarde de sol y que irán a la playa y le comprará una pelota de colores y le dirá que la ama. Pura mierda.

Tetas más o menos. Culo más o menos. Piernas más o menos. De todos modos creo que con un par de vinos la cosa mejoraría notablemente.

Volviste hacia mí y nos pusimos a hablar, hablamos de todo, creo que hablé de tus cigarrillos y te pedí que me dejaras pasar la noche contigo, pero tú me dijiste que qué va, que no era posible y me dieron ganas de escribir tu nombre en el cielo, cerca de las nubes, ganas de escribir tu nombre con whisky, con vodka, con cerveza, con pequeños gritos, con sudores…

El día olía a opio y también un poco a ti…

Entonces sacaste la botella de vodka para ensopar esa noche de domingo con un poco de alcohol, claro nena, hazlo, tomemos un poco, un poco para matar el tedio, un poco para estar el uno junto al otro, un poco para mirarnos a través del reflejo del cristal de la botella, claro muñeca…

Todo empezó a dar vueltas. Estábamos mareados. Eran casi las diez de la noche y teníamos las manos llenas de frío. Estábamos tú y yo. Tú y yo en el recoveco de un domingo absurdo totalmente salpicados de oscuridades. Tú y yo, rotos, frágiles, dementes. Vueltos mierda. Felices bajo la lluvia.

Atravesaban los días a través de canciones rotas e inconclusas. A lo mejor se venían a encontrar al final del día, cuando sus canciones ya se estaban acabando y entonces quedaban instalados en medios de dos silencios y se miraban, se tocaban, se despojaban de todo ese ruido que se les había pegado a lo largo del día.

Ella era como un compendio de murmullos oscuros que latían frente a él.

Oye, ven a mis brazos, tengo ganas... deja ver qué tienes ya va siendo hora… ven hacia acá quiero meterte la lengua entre los dientes quiero el último de tus sudores paren esta mierda.

Regresé a la ciudad y me dieron ganas de tener una sobredosis.

domingo, 29 de agosto de 2010

La locura de nuestro tiempo [Fragmentos] - Mario Mendoza

"Ya no sé lo lejos que he llegado, solamente sé que hace tiempo que he dejado atrás los límites de lo excesivo." - Más allá

"No son hombres famosos, ni adinerados ni llenos de títulos, pero no reniego de ellos. Han sido mis mejores amigos y he compartido con ellos lo más penoso: la cotidianidad, este miserables transcurrir de los días y las noches." - Don Domingo y el Capitán Clorox

"Es una ecuación triste: A mayor proximidad, menor deseo. Tal vez la razón de esto esté en que nadie nos enseña bien el juego: Las relaciones sentimentales se fundan tanto en la presencia como en la ausencia. Es importante estar cerca, compartir, ser muy solidario con el otro, por supuesto. Pero también es importante no estar, dejarlo libre, soñarlo, anhelarlo, fantasear. Sólo así el deseo se mantiene intacto." - Generosidad

"Con el tiempo he venido a entender que la libertad no es para todo el mundo." - Generosidad

"Cuando salí, la indignación no me dejaba ni respirar en paz. En un país con una tasa de lectura como la nuestra, que bordea lo que algunos sociólogos llaman << Analfabetismo funcional>>, es decir, gente que sabe leer y escribir en teoría, pero que nunca pasa por una librería y compra un libro, un ladrón como este (un ladrón de libros) debería ser considerado un héroe nacional, y debería tener una estatua en un parque o en una plaza pública." - El ladrón de libros

"Claro, si intento ayudar a alguien y yo no tengo aire, nos morimos ambos. Puede ser un sacrificio memorable, pero es inútil. El mensaje es claro: primero nosotros. ¿Cuántos errores en la vida no hemos cometido por no acatar a cabalidad este consejo?" - Sabiduría aérea

"He imaginado cientos de veces su final, sus últimos minutos de vida atrapado en el agua y en el hielo invernal, y siempre hay una pregunta que me ronda en la cabeza: ¿qué autores invocó, qué párrafos recordó en esa hora final, qué versos murmuró en voz baja para sí mismo? Daría lo que fuera por conocer esos nombres y esos textos. Porque en esas palabras, tal vez, están no sólo las claves de la vida de mi maestro, sino las claves para entrar en la muerte con cierta placidez inteligente." - El agua y el hielo

"El olvidado asombro de estar vivos." - O.P. - Amanecer

Esa extraña característica humana: la multiplicidad. Cada uno de nosotros es otro, alguien más es muchos. No conocemos a cabalidad a nadie, no sabemos quiénes son nuestras parejas ni nuestros amigos, no estamos seguros ni siquiera de nuestras propias ideas y nuestros propios afectos." - Una zona oscura

"Poco a poco, frente al espejo, el paciente va sintiendo el horror de la desintegración, de la desaparición. Ese otro que nos mira desde el azogue no se parece a nosotros, no tiene nuestros ojos, nuestros gestos, nuestra sonrisa. ¿En qué momento el yo se desvanece y nos quedamos convertidos en un simulacro, en una imagen deformada y monstruosa?" - Padre e hijo

"Vi a mi viejo en la camilla y me acerqué. Treinta y tres años atrás. este hombre había estado en este mismo edificio luchando por mi vida. Ahora, con cuarenta años de edad, yo había regresado con él exactamente al mismo lugar. Sólo que en esta ocasión yo no podía hacer por él lo que él había hecho por mí. Empecé a llorar." - Padre e hijo

"Mi petición de aquella tarde era clara: no ser flor de un día." - Un joven artista

"El canto es para mí una forma prodigiosa de constatar lo más importante: el magnífico milagro de estar vivo." - Un joven artista

"Preferí el silencio y me di cuenta de que los personajes, como los libros en general, no pertenecen ya a los escritores, sino a los lectores. Y en ese caso mi teoría no necesitaba confirmación alguna." - El verdadero Maqroll

"Se esforzaba para que tomáramos conciencia de nuestros errores sin perder la confianza en nosotros mismos, sin bajar nuestra autoestima." - El maestro

"Para quien yo nunca fui una derrota, sino una promesa." - El maestro

"Un necrofílico y una cataléptica: esta es, para mí, la historia de amor más perfecta de la literatura." - El primo Eddie

"Lo magnífico de Ligeia es que no es una mujer, sino un andrógino, una especie de deidad bifronte y mutante. [...] Me gustaba su actitud fuerte y sólida, sin poses melifluas ni seudotrascendentales." - El amigo del asesino

"Hay una ciudad regida por la ley, por la razón. y otra muy distinta regida por el placer, los instintos, el vicio y el hastío de nosotros mismos. Una es la del doctor Jekyll, la solar, la de gente recién bañada para salir a sus trabajos, y la otra es la ciudad de mister Hyde, la lunar, la que esconde los mayores secretos y perversiones." - El retorno de Mister Hyde

"Ellos reflejan horrores que no nos son desconocidos, de alguna manera, ellos encarnan aquello en lo que nos podemos convertir, son una posibilidad en medio de avatares duros y negativos que permanentemente tenemos que superar." - La vergüenza

"Durante la juventud, la presión se acrecienta. Hay que ser exitoso, hay que brillar, hay que sobresalir. Y entonces entran en esa carrera absurda por los títulos inútiles que hoy en día reemplazan los títulos nobiliarios de la antigua aristocracia: condes, marqueses, duques. Hoy en día esos títulos han cambiado, ahora se llaman posgrados, maestrías, doctorados. Como si el título en sí mismo otorgara lucidez y compromiso intelectual." - Perdedores

"Lo grave de esta situación es que hay una inversión de las pasiones: las pulsiones se vuelven repulsiones." - La ciudad-legión

¡Que viva la música! [Fragmentos] - Andrés Caicedo

El libro ¡Que Viva La Música! de Andrés Caicedo, es un tanto diferente a los otros... Su lenguaje, la yuxtaposición de eventos, la velocidad con que suceden los hechos... Sin embargo, con mensajes claros y directos.
He aquí una recopilación de mis fragmentos favoritos:

No, nosotros éramos imposibles de ignorar, la ola última, la más intensa, la que lleva del bulto bordeando la noche. Cuando llegó fue mágica. [...] digo, no es un proceso corriente tener que acostumbrarse a una noche que siempre llega así, siempre excepcional.Tal costumbre tiene que implicar locura. Por eso somos como somos.

[...]

Pero nosotros no nos íbamos a morir tan rápido. Nadie se preocupaba de compartir inteligencia o profundidad de pensamiento. Yo siempre me supe dotada de un espíritu para la rumba y nada más, y además no me explico a quién se lo saqué. Mi poderosísima energía no frustra a los hombres que no me tienen, porque de tanto mirarme les llega la conciencia de exactamente por qué no me merecen. Mi talento es una fuerza y una gracia de la vida, y es al mismo tiempo el agradecimiento.

[...]

Lo que fue, digamos, un pensamiento tonto, pero que hizo acercármele y hacerme la convencida de que era novio lo que tenía al lado.

[...]

Que rabia, tenemos luna llena pero no la dejan ver las nubes traicioneras.

[...]
Eeeeso, hay que gozar de la vida ahora que somos jóvenes y tenemos tiempo, ya después vamos a morir: es la ley de la existencia y nadie la cambiará.

[...]

Y que lo bailen solos, que los quiero ver zapatiar sin esperanzas: que el ideal de la vida se reduzca a dar un taquito elegante para cerrar pieza, y esperar que coloquen responsable melodía. La rumba está que no puede más.
Y miraba yo los diversos estados de la rumba: el agotamiento, el despropósito, la patanería, los jovencitos que arruinaban su futuro en una noche de excesos. Y en el momento de perder todo valor ante los ojos de la amada exclamaban el himno de los pepos "¡Vale güevo!", para caer, a la media hora, en cualquier rincón presa del arrepentimiento contra el que nadie puede, pero se regodean en buscarlo, en sentirlo, sin saber que eso es lo que produce el cansancio mayor. Los organizadores de la fiesta lo intentaban despertar con toda cortesía, y él abría los ojos insultando al mundo. Entonces le colocaban dos buenas patadas y fuera de allí , mocoso, y él pensaría, como los viejos: "La vida no vale nada", y caminaba tres pasos contradictorios, alcanzaba a proclamarse superior a todo eso antes de caer al lado de un poste pensando: "Le dedicaré mi vida al ajetreoy el desorden será mi amo. Ahora durmamos". Tiniebla profunda del entendimiento. [...] Se despertaría después de albergar, zumbando, el pensamiento de que lo estaban achicharrando al sol. Cuántas veces lo pensó y cuántas veces postergó el momento de la despertada, el horror de lo que no logró olvidarse, la vergüenza de los hechos tan recientes. [...] Dio un brinco, pensando que tal vez su concepto del mundo cambiaría si lo enfrentaba de pie. Fue peor, pues la posición vertical indicaba una asunción y un abismo. Entonces corrió, pues el hombre que sufre [...] se olvida corriendo de su espíritu. La casa de su novia no quedaría a más de dos cuadras. Tocó como un loco en esa puerta recién pintada y despertó a todo el mundo (recién dormido) y pidió los mil perdones a su novia: "Tú lo sabes, efecto de la borrachera".

[...]

Yo seguiré de frente porque la rumba no es como ayer, nadie la puede controlar. Tu enrúmbate y después derrúmbate.

[...]

Muy pronto me tragará esta noche que ha visto nacer mi relato, y no quiero que a todo esto lo apañe el olvido.
[...]
Que te alumbre siempre el sol de la paz y la alegría. Que cuando te le metas a la noche, ella te sonría: eso es lo que te deseo. Yo, por mi parte, tengo poder para vencer.

miércoles, 21 de julio de 2010

Citas de los clásicos

Algunas de mis favoritas:

Flaubert:

- Cuidado con la tristeza. Es un vicio.

- Es necesario siempre esperar cuando se esta desesperado, y dudar cuando se espera.

- No le demos al mundo armas contra nosotros, porque las utilizará.

- La manera más profunda de sentir una cosa es sufrir por ella.



Antonio Tabucci: (En una de sus obras alusivas a Fernando Pessoa)

-Su único gran amor.

-Porque la vida es una locura y tú sabrás como vivir la locura.

-La mejor hora para encontrarse contigo, es la hora de los fantasmas.

-Si vas a marcharte, hay algunas cosas de las que tenemos que hablar.

-Antes de sumergirnos en la oscuridad tenemos que hablar de algunas cosas.

-Todas aquellas cartas de amor que le escribiste eran ridículas, creo que todas las cartas de amor son ridículas, en fin, te defendí del ridículo, espero que me estés agradecido.

-Has de saber que en mi vida yo también he amado, con consciente dolor.

-La luna era tan plenamente escenográfica, tan plenamente mía. Pero en aquel tiempo yo era un estúpido, ironizaba sobre la vida, no sabía gozar de la vida que me había sido concedida, y así perdí la oportunidad, y mi vida se ha disipado.

-Y después susurró: Tal vez no todas las cartas de amor sean ridículas.

-La mía es una obra noctura.

-La vida es indescifrable, nunca hay que preguntar, nunca hay que creer, todo está oculto.

-Reclinó la cabeza sobre la almohada y se quedó dormido. Si por un instante o por unas horas, no habría sabido decirlo.

-Voy a escribir un capítulo eufórico en mi diario disfórico.


Baudelaire: (De su obra El Spleen de París)

-Pero, a decir verdad, creo que mi celo no me haya traído suerte. Tan pronto como comencé mi trabajo, me di cuenta que no sólo me quedaba muy lejos de mi misterioso y brillante modelo, sino, más aún, que estaba haciendo algo (si a esto se le puede llamar algo) totalmente distinto, accidente que, a cualquiera que no fuese yo enorgullecería, sin duda, pero que no puede sino humillar profundamente a un espíritu que cree que el más alto honor de un poeta es el de realizar con exactitud lo que proyectó llevar a cabo.

-¿Amigos? Empleas una palabra cuyo sentido desconozco hasta hoy.

-¡Amo las nubes..., las nubes que pasan..., allá, allá lejos..., las maravillosas nubes!

-Ya ha pasado la edad de agradar incluso a los inocentes, y damos miedo a los pequeños a quienes queremos amar!

-Qué penetrantes son los atardeceres de otoño! [...] Hay algunas sensaciones deliciosas en las que lo vago no excluye la intensidad.

-¡Gran delicia es la de ahogar la mirada en la inmensidad del cielo y del mar!

-Te pareces al público a quien nunca se le debe ofrecer perfumes delicados que le exasperen, sino basura cuidadosamente escogida.

-No pueden explicar de donde les viene súbitamente, esa loca energía a esas almas perezosas y voluptuosas, y como, incapaces de realizar las cosas más sencillas y más necesarias, encuentran en un determinado minuto un valor suficiente para ejecutar los actos más absurdos, y, a menudo, incluso, los más peligrosos.

-Pero, ¿qué le importa la eternidad de la condena a quien ha encontrado en un segundo lo infinito del goce?

-¡Hay tan pocos entretenimientos que no sean culpables!

-Volví mis ojos hacia los tuyos, mi querido amor, para leer en ellos mi pensamiento, me sumergí en tus ojos tan bellos y tan extrañamente dulces, en tus ojos verdes, habitados por el Capricho e inspirados por la Luna.

-Hay que estar siempre embriagado. Para no sentir la horrible carga del Tiempo que rompe vuestros hombros y os inclina hacia la tierra. De vino, de poesía o de virtud, a vuestro gusto. Pero embriagaos.


Rimbaud: (De su obra Una temporada en el infierno)

-Me he secado al aire del crimen.
Y le he hecho buenas jugadas a la locura.
La primavera me ha traído la espantosa risa del idiota.

-Comprendo, y al no saber explicarme sin palabras paganas, quisiera callarme.

-¿Qué corazones romperé? ¿Qué mentira debo mantener?

-No añoro el siglo de los corazones sensibles. Cada cual tiene su razón, desprecio y caridad: conservo mi lugar en la cima de esta angélica escala de cordura.

-Me espanta [SU] estupidez.

-¡Y el veneno, este beso mil veces maldito! Mi debilidad, ¡la crueldad de mi mundo! Dios mío, piedad, escondedme, ¡a duras penas me sostengo! Estoy oculto y no lo estoy.

-Cuando me parecía verle apático, le acompañaba, precisamente yo, en extrañas y complejas actividades, lejos, buenas o malas: estaba segura de no penetrar nunca en su mundo. Cuántas horas de la noche he pasado en vela, junto a su querido cuerpo dormido, preguntándome el por qué de una necesidad tan intensa de evasión de la realidad.

-¡Luego expliqué mis mágicos sofismas con la alucinación de las palabras!

-Nuestras relaciones con el mundo son enteramente convenientes.

-Es una hermosa ventaja el que pueda reírme de los falsos amores y avergonzar a esas engañosas parejas; y me será permitido poseer la verdad en un alma y en un cuerpo.